jueves, 3 de abril de 2014

CUENTOS DE CINE: La pícara puritana


15/03/2014                                                                    Pintura: Chagall

La pícara puritana (1937)

La Chumy y el Cartones eran una pareja de hecho. Vivian en un bajo de los arrabales de la ciudad. Él conseguía su sustento recogiendo de los contenedores papel y cartón que vendían a una empresa de reciclaje, de vez en cuando entre los contenedores se encontraba ropa; que ella lavaba y cosía y la vendía fuera de las paradas del mercadillo semanal del barrio.


Un día, el Cartones le dijo a la Chumy que pasaría la noche en casa de un amigo al que ayudaría a descargar unos camiones en el polígono industrial que estaba al otro extremo de la ciudad. Al otro día cuando el Cartones se dirigía a su casa pasó por delante de la taberna para tomarse una copa, su amigo el Puertas le hizo una observación:

- ¿Que bien hueles, y esa chaqueta nueva?

El Cartones rogó discreción a su amigo y le pidió si le permitiría bañarse en su casa para quitarse esa olor a colonia. Cuestión a la que accedió el Puertas. Ya bañado se dirigieron a casa del Cartones. Pero no estaba la Chumy, por la correspondencia del día anterior se deducía que ésta no había dormido en casa.

Muy alegre entra la Chumy con un señor extranjero. La Chumy lo presenta como trilero y que se había ganado unos dineros haciendo de gancho en las calles del centro y cómo era muy tarde se había quedado a dormir en la casa con la señora del trilero. El Cartones no la cree:

- Eso es un cuento muy viejo.

- Este señor lo puede certificar.

- Su señora, decir verdad; pasar la noche en mi casa y dormir con mi mujer.

- Usted se calla, es un asunto interno- dijo el Cartones.

Acercándose la Chumy al Cartones hizo ésta observación:

-Um... Esta chaqueta huele muy bien ¿Dónde la has conseguido?.

- No me cambies la conversación. No es mía-.

Quitándose la chaqueta y dándosela al Puertas, que la recibió con gran alegría, ya que realmente era nueva. Y prosiguiendo enfurecido:

- ¿Qué me vas a decir de éste hombre, que es un buen amante?

- Lo que te puedo asegurar es que no es un buen amante. Bueno, yo no lo sé. - Dijo ella en tono burlón.

Lo que enfureció aún más al Cartones. Y rogó al amigo y al extranjero que se fuesen que había demasiada gente en casa; que éstas cosas se arreglan entre dos. Una vez solos el Cartones habló así:

- Una pareja se basa en la confianza. Y yo no confió en ti.

Esto hirió profundamente a la Chumy:

- Si no confías en mí, no tienes que vivir conmigo.

La Chumy y el Cartones apostaron quién se podía quedar en casa y quién se debía de ir. Se lo jugaron con los cubiletes que la Chumy había conseguido del trilero y del que había aprendido algunos trucos. Por lo que el Cartones, como un primo, perdió. Dormiría fuera de casa y seguiría utilizándola como almacén hasta final de mes; que deberían revisar el acuerdo por estar el piso en alquiler y uno solo no ganaba lo suficiente para pagarlo, cuya cantidad a unos le podrían parecer exigua, pero para ellos era muy difícil de alcanzar.

El Cartones a su manera era un señor y no debía tener muy tranquila la conciencia, además (esto no lo iba a decir públicamente) quería mucho a la Chumy. Por lo que en el bar dijo:

- Me ha echado la Chumy porque dice que le he sido infiel.

El pacto cada uno lo cumplió. La Chumy lo dejaba entrar para guardar el cartón y el Cartones dormía fuera de casa. La Chumy era consciente de que su futuro no estaba claro. La separación de la pareja corrió por todo el barrio. Y el Tijeras, que vivía con su madre, siempre le había gustado la Chumy y ahora era el momento. El Tijeras gozaba de una buena posición, tenía un puesto de ropa en el mercadillo.

- Un puesto legal, yo tributo- decía.

Por lo que con cualquier pretexto el Tijeras se presentaba en casa de la Chumy. Estaba muy interesado en invitarla al cine a ver una película, pero la Chumy le daba largas.

- No tengo el cuerpo para películas- decía.

En una de esas invitaciones entró el Cartones en la casa, al oír la invitación éste comentó:

- Tú lo que quieres no es ver, es ponerte "ciego".

El comentario del Cartones hirió a la Chumy, que aceptó la invitación del Tijeras, que no sólo le invitó al cine sino que también a su casa presentándole a su madre. El cartones no llevaba muy bien la ausencia de la Chumy. Un día en el bar; estaba hablando con la hija del dueño, la Cloti, la cual demostraba un cierto interés por el hombre. Dio la casualidad de que entró la Chumy acompañada del Tijeras. Se sentaron en una mesa y pidieron unas horchatas. Estando el bar vacío. el Tijeras esplendido invitó a la mesa a la Cloti y al Perchas.

- Que no haya rencor. Acercaos con vuestras bebidas y juguemos a las cartas.

El Cartones un experto en el juego de cartas estaba abochornando al Tijeras, mientras por debajo de la mesa la Chumy le daba patadas para que dejase de jactarse de su buena suerte. Por otro lado la Cloti no sabía ni sostener las cartas. Tanto la Chumy como el Cartones volvieron a vivir la nostalgia de estar juntos; llegó un momento que los otros dos empezaron a dejar el juego. Solos ellos dos como tantas noches estaban jugando, se estaban divirtiendo otra vez. La Cloti como si no fuera con ella dijo:

- Por ahí van murmurando que quien dejó al Cartones no fue ella, pero como éste hombre es un caballero, dijo que el infiel era él.

El Tijeras, se encoleriza y pregunta a la Chumy:

- ¿Eso es verdad?

Pero ésta no contesta y el Tijeras toma la puerta del bar y se fue.

Al otro día la Chumy, habiendo dado por terminada la relación con el Tijeras,  está dispuesta a recuperar al Cartones; por lo que ha llamado al trilero, le dice que se vuelva a ratificar, delante del Cartones, con lo que acordaron el otro día. El hombre no quiere líos, la mujer le convence para que venga por la noche. En esto llama a la puerta el Cartones. La mujer le pide al trilero que se esconda en la habitación. El Cartones entra con un ramo de flores que entrega a la Chumy, ésta gozosa recibe el ramo que coloca en un jarrón. Los dos se prometen que todo volverá a ser como antes. Se oyen unos golpes en la puerta, el Tijeras le pide que por favor le abra. El Cartones le parece prudente que los dos se expliquen por lo que se esconde en la habitación. En la zozobra la Chumy no tiene tiempo de impedírselo y abre la puerta al Tijeras.

Entra el Tijeras para pedir perdón, por haberla juzgado mal. En el interior se oyen unos golpes, los dos hombres se están peleando; en un momento dado sale el trilero y detrás de él el Cartones. El Tijeras no tiene tiempo de cerrar la boca, sin palabras y con la mandíbula desencajada sale, también, de la casa.

Por el barrio, en los mentideros, las comadres comentan que el Cartones sale con la Cloti, que ésta le invita a refrescos, que les han visto juntos comiendo pipas en el parque y que se han hecho una foto juntos. En fin que están "liados". Cuando se entera la Chumy no le hace ninguna gracia. Además es el último día del mes.

La Chumy se presenta un poco chispa en el bar, por lo no que no necesita tomar nada. Allí están la Cloti y el Cartones. Se dirige a este último y le dice:

- Vengo a que me aclares si vas a seguir con el alquiler de la casa.

A lo que la Cloti le responde:

- No necesitamos nada de ti.

- Mira niña: cuando los mayores hablan la infancia escucha- y volviéndose otra vez al Cartones, le dice: - ¿Ves estos cubiletes? pueden adivinar tu futuro y tu pasado. Si la bola sale en el de la derecha, te dirá que una vez hiciste una promesa que me cuidarías y me amarías siempre ¿te acuerdas donde fue?- El Cartones baja la cabeza con añoranza, - Si sale la bola en el cubilete de en medio quiere decir que vas a confiar en mí y dejarás de tener celos- el Cartones va hablar. Pero la Chumy sigue - Pero si la bola sale en el cubilete de la izquierda vivirás con esta víbora que te hará un desgraciado...

Pero no puede acabar la frase, ya que pierde el equilibrio y cae desmayada en el suelo. La Cloti enfurecida ordena al Cartones que saque a esa borracha de su casa. El Cartones, admirado de los "bemoles" de la Chumy, capaz de luchar por lo que quiere, carga con ella hasta la puerta, pero viendo su estado decide llevarla hasta su casa. En la puerta de la casa. La Chumy se despereza y le desaparece cualquier síntoma de embriaguez:

- Bueno, ya has decidido cómo quieres que sea nuestra vida.

- ¡Chumy, no estabas borracha! Tú rompiste la confianza que tenía en ti, me engañaste.

- Si quieres entrar debes creerme, las cosas sucedieron como yo te dije, pero que no las quisiste escuchar. De aquí en adelante no habrá chaquetas nuevas ni colonias ajenas, ni celos.

La Chumy entró en la casa y dejó la puerta abierta...

2 comentarios:

  1. El relato está inspirado en la comedia sofisticada propia de los años 30 donde el lujo en la puesta en escena era lo habitual. "La pícara puritana" de 1937 está dirigida por Leo McCarey especialista en este género y que seguramente parte de un texto teatral. Mi versión ha querido presentar la historia desde el otro lado de la vida social. Y si lo he conseguido se verá que en cuestión de amor no hay clases sociales.

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  2. José Bretones Salinas5 de abril de 2014, 10:39

    Claro que lo has conseguido. Sin duda queda más acorde con el siglo XXI y más realista y creíble este escenario y estos personajes que los de aqullas comedias acartonadas de ambiente burgués y cursi en las que las chicas vestían a todas horas vestidos largos de satén y los caballeros chaqué hasta para ir al barbero.
    Este guión tuyo tiene el mismo climax y las mismas gentes que las novelas costumbristas de nuestro inolvidable cronista literario de la Barcelona de aquella época Francisco Candel.

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