4/04/2014
Los sobornados
Pintura: Bacon
Estaba en mi despacho cuando entró un tipo de unos cincuenta años, muy
elegante y de modales refinados, aunque su penetrante colonia no podía esconder
todo el hedor a muerte que transpiraba. Enseguida supe quién era, antes de que él
mismo se presentase.
- Soy Harry Juliani-. Me dijo tendiéndome la mano.
Rogué a mi secretaria que lo acompañaba que no nos molestasen, que no
me pasara ninguna llamada y que por favor cerrase la puerta. Juliani una vez
acabadas las formalidades de cortesía, se sentó acomodándose en una de las
sillas del despacho. Su actitud no era del que solicita, sino del que manda.
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