martes, 4 de febrero de 2014

CUENTOS DE CINE: Dr. Arrwsmith


3/02/2014                                                                                                    

El doctor Arrwsmith.

Había un hombre muy sabio a los que todos los habitantes del pueblo pedían consejo antes de comenzar alguna tarea. Un día se presentó en casa del sabio un joven del pueblo que decía estar muy bien dispuesto a aprender y ayudar a los demás, pidiéndole que le permitiese ser su sirviente y así pagaría lo que aprendiese junto a él. El sabio aconsejó al joven que la sabiduría no se consigue únicamente con mirar, que hay que dar. Y por último le dijo.


- Debes de trabajar con la gente, escucharlos y observar cómo solucionan sus problemas-.

El joven así lo hizo. Se fue con los campesinos, les ayudaba, les escuchaba y veía como solucionaban los problemas. Allí con ellos conoció a una joven que estaba haciendo lo mismo que él, enseguida congeniaron y se casaron. El joven se quedó a vivir con los padres de ella sin perder en ningún momento su propósito.

Un día en el pueblo hubo una epidemia de ganado vacuno donde las vacas morían sin una razón clara. Un amigo suyo que tenía ganado le comentó.

- Les doy a las vacas una pócima que ha recomendado el sabio que al principio las reanima, pero el resultado final es el mismo-.

El joven pensó para sí.

-¿Y si el problema no está en la pócima, sino en la cantidad que se le administra?.

Llamó a su amigo y le dijo.

-Mira, vas a dividir tu ganado en cuatro grupos. Al primero le darás la pócima como hasta ahora, al segundo la mitad de la anterior, al tercero la mitad de la mitad del primer grupo y al cuarto no les des nada.

Así lo hicieron y vieron que era el tercer grupo de vacas el que sobrevivió. El éxito de ese experimento se extendió por todo el pueblo y los vecinos aplicaron la pócima en las cantidades que el joven había descubierto.

Esto llegó a oídos del sabio que le dijo que podía trabajar junto a él. El joven con su esposa se fueron a vivir con el viejo. El matrimonio en su afán de aprender no dejaban de escuchar y observar lo que el anciano hacía; y así empezaron a impartir consejos.

Un día experimentando con unos frascos que estaban llenos de algas en descomposición observó el joven que uno de los jarros tenía el agua clara. No sabía la razón pero había un compuesto que limpiaba el líquido. Esto corrió por todo el pueblo y le hizo muy popular hasta que los vecinos supieron que un sabio del pueblo de al lado ya lo había descubierto. Y como no supieron darle aplicación, tanto el joven como el experimento pasaron al olvido.

La vida seguía normal hasta que un año las cosechas empezaron a escasear ya que no había llovido ese invierno ni después en la primavera, el grano escaseaba. Todos tenían hambre y hasta las ratas salían a buscar comida, metiéndose en las casas. Hubo que extremar la limpieza, pero aún así alguna rata enferma mordió a las personas que también enfermaron. Así comenzó una epidemia en el pueblo.

El viejo sabio sacó todas las pócimas que conocía pero no lograron atajar la enfermedad por lo que los vecinos se morían. El joven sugirió al anciano que se podría aplicar el líquido que logró limpiar las algas de moho, pero no sabían en qué cantidad. El sabio sugirió que se podría dividir a la población en cuatro grupos e impartir las cantidades. El joven que sabía que el resultado podía ser de muerte dijo que era una responsabilidad muy grande y que se debía de buscar voluntarios.

Se reunió a los vecinos y ninguno se ofreció todos alegaron y con razón que no se podían tomar un veneno como medicina, ya que nadie sabía su resultado. La enfermedad era incierta, pero el veneno era una muerte cierta. En el pueblo seguían muriendo vecinos y casa quemadas para desinfectar. La ruina y la enfermedad se extendían por todos lados. El joven quería salvar al pueblo y se ofreció a tomar la dosis grande, el anciano en nombre del saber se ofreció como voluntario a tomar la mitad de la dosis y el amigo ganadero se consideraba que su prosperidad de ahora, era  fruto del trabajo de los demás, y en nombre de la prosperidad futura de su familia, se tomaría la mitad de la mitad de la dosis grande. La mujer del joven estaba espantada e inquieta y se fue al pajar a llorar su desesperación y en esto que le mordió una rata. La mujer ante la incertidumbre de la enfermedad se fue corriendo a donde estaban los hombres dispuestos a tomarse sus respectivas dosis y cogiendo la parte de su marido se la tomó, mientras que llorando decía.

No te preocupes amado, yo he sido mordida por la rata.

El efecto de la dosis fue claro, y casi inmediato, ya que sobrevivieron, de los tres que tomaron la dosis únicamente el amigo. El joven que no tomó nada estaba a punto de morir, tenía unas fiebres muy altas y no paraba de delirar. El amigo le dio la dosis que él había tomado,  el joven se curó. En el pueblo comenzaron a tomar la dosis correcta, por lo que se eliminó la enfermedad. Al marido desconsolado querían llenarlo de regalos y darle los honores de sabio. Pero el joven renunció a todo y se fue a las montañas a cuidar ovejas y en la soledad de las alturas lloró a su desventurada esposa.

2 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho, tu relato,y pienso que cuando se piensa en una solución, en una causa importante,vale la pena investigar...la lástima. es que a veces se paga caro.
    Carlos, te felicito porque lo has expuesto muy bien.
    Un fuerte abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Caramba Leo! pensaba leértelo mañana. Tampoco pensaba que abrirías el blog (como pongo tan poco). Me ha gustado tu comentario y has llegado al fondo del asunto. El relato está sugerido por el título de la película. Aunque la película no es así como lo cuento las ideas principales están ahí. Gracias, es un proyecto que me he propuesto hacer: reducir una película al esquema de un cuento, ya ves que no hay ni psicología, ni ambientes geográficos concretos, sólo hay hechos y caracteres primarios.
      te vuelvo a dar las gracias y cuídate, Un abrazo de Rosana y mio

      Eliminar

se agradecen tus comentarios