Dulce pájaro de juventud
Erase un hombre apodado
"Hermoso" que habiendo despertado con un beso a la "Bella
durmiente", el padre de ella, un maligno "Ogro", se opuso a que
se casaran hasta que él no tuviese un reino. Así mismo había un "Hada"
que habiéndosele roto la varita mágica había renunciado a recomponerla. Los dos
se encontraron en el camino y se contaron sus desdichas, ella le prometió que
si le ayudaba le conseguiría un reino, sólo tenía que reparar su varita mágica.
"Hermoso" le puso como
único condición que quería ver primero a su madre y a su novia. Ella aceptó a
acompañarlo; pero también le puso otra condición, que no dijera a nadie que era
un Hada. Habiendo dejado claros estas dos condiciones se fueron al reino del
rey "Ogro". Cuando llegaron al reino se hospedaron en una posada.
Pero Hermoso no pudo dejar de jactarse, ante sus antiguos amigos, que venía
acompañado de una Hada y que ésta le proporcionaría un reino.
Vino a visitarlo el
"Alquimista", al cual "Ogro" había prometido a su hija
Bella, después de haberla ofrecido a otros reyes, pero siempre
"Bella" los había rechazado a todos. El "Alquimista" ahora
vivía en palacio, desde que el rey se enteró que se rumoreaba que podía
transformar el plomo en oro. El "Alquimista", en recuerdo de una
antigua amistad, le dijo:
-Tu madre ha muerto sola, la
tuvimos que enterrar con la caridad de los amigos, mientras que tú únicamente
te preocupabas por obtener un reino. Tu novia se va a casar conmigo dentro de
un mes. Y mi consejo es que te vayas del reino por tu propia voluntad con tu
Hada, porque si no Ogro te echará del reino sin contemplaciones-.
El Hermoso, lloró la pena de su
madre muerta y le dijo que no renunciaba a Bella. Cuando se fue el
"Alquimista" recordó la ingenuidad de su juventud y el beso que
despertó a "Bella". También, recordó años ha... cuando Ogro le dijo:
-¿Quieres a mi hija?-.
Hermoso le dijo que sí, y el rey
prosiguió:
- Yo también la quiero y puedo
ayudarte a que Bella no te vea inferior cuando pierdas tu belleza y tu juventud-.
Hermoso, entre la modestia y el
orgullo le dijo que no quería privilegios. El rey en actitud de complacencia le
dijo:
-Me gusta tu gesto, porque en
esta vida lo único que importa es ser el primero, me gusta ese afán de ser el
primero, que sólo se puede lograr con el propio esfuerzo-.
Le dio un zurrón con comida para
dos días y una bolsa de monedas, con la recomendación que las cogiera ya que
estaba seguro que muy pronto se las devolvería. Y el ingenuo Hermoso corrió
joven y confiado a la aventura.
Pero la gloria no vino con la
rapidez que esperaba, ningún reino quiso encomendarle sus tropas, los reinos
estaban cansados de guerras y agotados de tanto batallar, los hombres volvieron
a sus arados, a sus oficios, a sus familias. Recorriendo un reino vio como un
maestro de obras estaba construyendo un puente espléndido por lo que todo el
mundo lo admiraba. Se puso a trabajar con él, logró su confianza y una vez
terminado el puente; con los planos del mismo, se dirigió el reino de
"Ogro". El rey no se pudo negar al proyecto por las muchas ventajas
que ofrecía. Y Hermoso comenzó las obras y Bella no podía reprimir su alegría
de tenerlo otra vez junta a ella. Pero para poder hacer el puente había que
construir una pequeña presa que desviara el río durante las obras. Ogro, que no
sólo era feo por fuera sino, también por dentro, en su maldad abrió
secretamente la presa y se llevó todo el esfuerzo.
Otra vez Hermoso volvió a los
caminos solo, encontró algún que otro reino donde una reina viuda reinaba y le
prometió muchas riquezas, pero la riqueza no llegaba y aunque aún hermoso, su
rostro estaba reflejando los años y la amargura.
Todo esto le contaba al Hada que
lo escuchaba conmovida. Ella también le contó su historia. Había sido un Hada a
la que admiraban por las maravillas que hacía con su varita mágica, no había
deseo que no pudiese conseguir, pero la varita iba perdiendo con el uso sus
poderes, la madera se iba secando, como su piel, con los años. Cuando la varita
fue inservible se retiró al bosque en busca del árbol de la regeneración. Creyó
encontrarlo, cortó una rama e hizo una nueva varita mágica; pero el árbol
también había envejecido y los poderes de la varita eran limitados. Los deseos
no se cumplían del todo y un día angustiada la rompió y huyó. Así fue como se
encontraron.
Hermoso le dijo:
- ¿Entonces tu promesa?-.
- No quería estar sola, pero la
varita aún se puede arreglar-.
Entonces Hermoso en su
desesperación dijo que iba a palacio, que quería a Bella y no estaba dispuesto
a vivir sin ella, que se la llevaría de palacio y conseguiría con la varita de
Hada arreglada, un reino para ellos. Hada se reía compasiva de Hermoso:
- ¿Dónde habría un reino que les
quisiera albergar?-.
Pero Hermoso no se dejaba
amilanar.
- ¡No iba a dejar a Bella con el
Ogro!
Hada le dijo los riesgos que
representaba enfrentarse a Ogro solo y lo difícil que podía ser sacar a Bella
de palacio; que esperase hasta que consiguiese una nueva varita mágica.
Mientras, la noticia de la
llegada de Hermoso se había extendido por todo el reino y los lugareños
comentaban si no tenía Hermoso más derecho que nadie para casarse con Bella.
- Después de todo había sido él
quien la había despertado-. Se decían unos a otros.
Por lo que en palacio, Ogro, que
disponía todo como un déspota y tenía como servidores a mentirosos, hipócritas
y aduladores, quienes habían propagado por el reino que Ogro era hermoso por
dentro, aunque algo bruto por fuera, que era bueno y atendía al reino con amor.
Habían urdido con el rey un acto público en el que se decía que Bella no había
despertado del todo. Por lo que habían organizado que apareciese Bella dormida
y que fuera el Alquimista quien con un beso la despertase definitivamente.
Bella se negó en principio a tal patraña, pero Ogro la amenazó con la muerte de
Hermoso, si no se avenía.
Estando todo preparado: Bella
dormida en una hermosa cama y a su alrededor guardias con sus relucientes
armaduras que daban prestancia al acto. A escondidas se iba acercando a la gran
cama Hermoso, en esto lo vio Ogro que dándole un fuerte golpe con el cetro le
destrozó la cara, diciendo:
- Tendrás que cambiar de nombre
ya que nadie te va a mirar la cara con admiración-.
A los gritos de dolor de Hermoso
acudió Bella a socorrerle. Y todo el pueblo supo que Ogro era un mentiroso y un
hombre cruel. Hermoso no quiso ser rey, ya estaba cansado de buscar reinos,
todo el mundo supo que Hermoso -que lo había sido por fuera ahora, también lo
era por dentro-. Aunque nadie conoció mejor la hermosura de su esposo que
Bella, que siempre estuvo a su lado.
CARLOS: ya veo que estás muy trabajador, y publicando cuentos nuevos... pero este cuento, no es el que me leístes por tel...no lo has puesto porque te dije que era demasiado largo????
ResponderEliminarA mí no me hagas caso, y sigue en tu línea, porque quizás estoy equivocada.
Lo único que siento, es que nadie comente y así, nunca sabrás la opinión de los lectores.
Ves publicando, y ya miraremos de arreglar lo de los comentarios, pues tiene mucha importancia.
Un abrazo
Leo... la FIEL COMENTARISTA
Si Leo, te lo he leído. Pero ya son tantos cuentos que quizás los confundes. Hay otro cuento pendiente de "colgar", no lo hemos puesto para dejar que el lector respire. Creo que lo de los comentarios empieza a ser un problema ya que dejé a Bretones en OMNIA escribiendo un comentario y no lo veo. Un abrazo y a reponerse.
ResponderEliminarHoy he pedido a mis amigos blogueros que visiten nuestro blog, y comenten.
ResponderEliminarme han prometido que lo harán, pero no veo ningún comentario.