sábado, 15 de febrero de 2014

CUENTOS DE CINE: El largo y cálido verano


5/02/2014                                                       


El largo y cálido verano

Erase un reino que había sido conquistado por un reyezuelo que tenía a sus nuevos súbditos aún atemorizados; les ponía unos impuestos abusivos que con grandes esfuerzos podían pagar. El reyezuelo tenía dos hijos, Iván, el primogénito estaba casado con una princesa muy hermosa que no le había dado ningún hijo hasta el momento. La otra hija, Elvira, ya en edad de casar, pasaba más horas en casa del príncipe Elías, destronado, que en palacio.


Elías, nunca vio a su padre reinar. Su madre, la que fue reina, llevaba la casa con mano de hierro y no perdonaba al usurpador; y admitía las visitas de Elvira con un cierto malestar. El hijo era de salud quebradiza, y prefería las veladas en casa oyendo algún que otro trovador, que montar a caballo o ir de caza. La princesa Elvira sentía una gran admiración por Elías y en su fantasía esperaba un compromiso de boda que no llegaba.

Un día llegó al reino un joven caballero con fama de pendenciero y embaucador, conocido como Otón el rojo, del que las malas lenguas decían que el apodo no era por su pelo, sino por sus aficiones de pirómano. Encontrándose Otón en el bosque a pie sujetando su caballo por la brida y buscando comida, estaba cazando un conejo al que había malherido con su flecha, pero cuando iba a recoger la pieza un halcón se la llevó por los aires. Corriendo detrás del ave se topó con Iván, su esposa y Elvira, los tres a caballo miraban cómo el cetrero le quitaba al halcón la pieza herida del pico. Otón reclamó el conejo alegando que aún tenía la flecha que le había disparado y que tenía más derechos sobre él que el príncipe. Iván le dijo:

- Mi halcón ha cazado el conejo y además tengo una razón de mayor peso, extranjero; estás cazando en mi coto de caza-.

A lo que contesto Otón:

- Soy un servidor de su Majestad (e inclinándose) y desconocía las costumbres de vuestro reino, pero en el mío cuando un caballero caza un animal en tierra de nadie, y creo que el rio lo es, ya que lo compartimos varios reinos, lo que prima es quién hirió primero al conejo. El halcón de su Majestad cogió mi pieza cuando ésta ya estaba abatida en el suelo.

Las dos mujeres se echaron a reír al oír el descaro de Otón. Elvira le dijo:

- Eso os lo habéis inventado-.

Otón se fijó en la belleza de la esposa de Iván, pero le deslumbró la perspicacia de Elvira, que estaba desarmando su argumento; pero no se amilanó y le dijo:

- Señora, acepto humildemente su veredicto y es tanta mi hambre que ofrezco en compensación mi caballo, siempre que estéis dispuesta a darme el conejo-.

Las dos mujeres se fueron riendo del lugar. Sólo Iván codicioso y viendo una ganancia fácil aceptó el trato.

Cuando llegó a palacio con el caballo, le dijo a su padre:

- Mira lo que le he ganado a un caballero en el bosque-.

El rey miró a su hijo con indignación:

- Hijo, te han engañado, este caballo es de nuestras cuadras. Ahora mismo voy a buscar a ese embaucador-.

El rey salió en busca de Otón, al que encontró en medio del puente que cruzaba el rio. El anciano observó al joven, vigoroso y con aire despierto. Y le dijo así:

- Venía a castigarte, pero te voy a dar una oportunidad, ya que hay algo en ti que me recuerda a mi pasado. Te voy a hacer responsable de cobrar los impuestos de paso de este puente, cada día me darás 10 escudos y por cada escudo de menos que reciba tendrás un latigazo. No hay que decir que lo que cobres de más será para ti-.

El joven aceptó aunque comprendió que era una forma dolorosa de prosperar. Por la noche se fue a los otros puentes y colgó de las empalizadas ratas vivas que espantaban a los caballos y éstos no querían cruzarlos. En su puente bajó el impuesto abusivo que estaba establecido, y esto animó a los carreteros a cruzarlo aunque tuviesen que hacer un pequeño rodeo. Y como todos pasaban por su puente, empezó a tener ganancias.

El ingenio de Otón animó al rey a llevárselo a su palacio, pero le puso una condición:

-Tienes que enamorar a mi hija Elvira. Me estoy haciendo viejo y quiero ver nietos que puedan prolongar lo que yo he obtenido. Quiero que mis hijos me den nietos y al que primero me dé nietos lo haré rey-.

Otón empezó a cortejar a Elvira, pero ella prefería la compañía de Elías. El rey le dio una oportunidad a su hija:

- No me importa que te cases con Elías, pero te doy hasta el domingo para que Elías te pida en compromiso. Por lo que el domingo está invitado a la fiesta de palacio-.

En la fiesta anual de palacio las jóvenes casaderas tenían que preparar una merienda y el joven que ganaba la puja tenía derecho a comerse la merienda junto a la joven y era una forma de mostrar en público su admiración por ella. Se empezó la puja con Elvira, la hija soltera del rey. Comenzaron a pujar muchos jóvenes, pero sólo quedaron Otón y Elías. Este último pujaba pequeñas cantidades y con cierta timidez. Otón, envalentonado y con el dinero que obtenía de los impuestos del puente, ofreció una cantidad de la que ninguno de los otros jóvenes podía disponer. Se fue a merendar con Elvira que no ocultaba su disgusto, quien sin tapujos le dijo que a quien ella quería era a Elías. Otón, experimentado en la vida le dijo:

- Sé que soy el hombre que necesitas y puedo hacerte feliz, esto podría ser una opinión. Lo que es una aseveración  es que Elías nunca en su finura se comprometerá contigo-.

En esto apareció Elías. Y Otón enfadado se alejó de ellos. Ya casi en el bosque le asaltó Iván con un cuchillo con amenazas de muerte porque le había quitado el amor de su padre:

- Yo soy el único heredero y tú vas a morir por advenedizo-.

Otón viendo los ojos de odio de Iván lo intentó calmar. Le enseñó tres monedas de plata y se las ofreció.

- Tengo muchas más debajo del puente, es el dinero del anterior rey que ocultó cuando huía del palacio. Si quieres te las doy todas a cambio de mi vida-.

Iván codicioso aceptó el trato. Fueron a un lugar donde después de mucho escarbar sacaron un cofre. Iván dejó que Otón se fuera y a escondidas se llevó el cofre a palacio. Ya en palacio abrió el cofre y sólo encontró medallones de plomo. Fueron tan grandes las lágrimas de Iván, tanta su furia y sus gritos, que el padre se acercó a la habitación del hijo y viendo el cofre comprendió lo sucedido.

Ya en la cena de palacio Elvira cogiendo el abrazo de Elías dijo:

- Padre, dado que Elías no se ha atrevido a decirte ya que el respeto que te tiene puede ser confundido con temor, te lo digo yo en nombre de los dos. Nos vamos a comprometer-.

Pero Elías retirando suavemente el brazo de Elvira dijo:

- Majestad, ni mi casa ni mi madre aceptaríamos ningún compromiso que pudiese unir a estas dos familias. Siempre he apreciado a Elvira, pero nunca como esposa-.

El rey montó en cólera, ordenó a Elvira que se retirara a sus aposentos. Se fue al puente donde Otón cobraba sus impuestos. No estaba el joven. Pero al llegar al centro de la empalizada su hijo Iván había encendido los dos extremos del puente con el anciano entre las llamas. El viejo comenzó a gritar y a suplicar a Iván. El joven estúpido, que no dejaba de tener corazón, en un arranque de generosidad, atravesó las llamas y salvó in extremis al padre, saltando los dos por encima de la empalizada.

Los aldeanos al ver el fuego empezaron a pensar en Otón que en su habitación de palacio estaba recogiendo sus cosas para irse del reino, temeros de que como siempre le culparan de los incendios que su padre borracho provocaba. Elvira silenciosa lo veía empaquetar y lamentarse. En ese momento llegó ruido de la calle y el rey apareció con su hijo en un estado deplorable. Iván se abrazó a su esposa  retirándose a sus habitaciones. El rey, Elvira y Otón estaban solos. El rey les dijo:

- Os ordeno como rey y padre que os caséis-.

Pero Otón dijo que no estaba dispuesto a casarse con una persona que no le quería, que tampoco él quería hacerse rico engañando y que se iba del reino. Elvira comprendió que aquel joven estaba dispuesto a perderlo todo por ella, que era el único que la podía hacer  feliz y accedió a casarse con él.

El rey explicó que el incendió del puente había sido por culpa de él que siendo el principal acceso del reino había dado orden de iluminarlo y las antorchas se cayeron por el viento. El rey comprendió que la fuerza no lo puede todo, empezó a escuchar al pueblo, a los hijos y también aprendió a escuchar a los nietos.

12 comentarios:

  1. Que pasa con nuestros comentarios?????????? había uno de Bretones, y dos mios, y han desaparecido.
    No se como pueden desaparecer, cuando ya están publicados, pues no se pueden borrar solos.
    Voy a versi sale este, y espero que no se borre también.
    Leo.

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    1. No se han borrado por arte de magia, ocurre que el cuento había que hacer correcciones ortográficas que hemos hecho Bretones y yo. Por lo que han desaparecido los comentarios anteriores. Vuelve a hacer los comentarios ya que no los he visto y dime que te parece este cuento.

      Un abrazo y a reponerse. Recuerdos de Rosana

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    2. Estupendo blog compañeros de blogueros!! me encantan estas historias os deseo mucha suerte en esta nueva aventura ¡¡ Felicitaciones!!

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  2. Me parece muy bonito, aunque un poco largo, pues ya sabes que no soy muy buena lectora, pero el argumento está muy bien expuesto.
    Te felicito por tu relato-cuento
    Un abrazo
    Leonor

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    1. ui... que poco entusiasmo. Se supone que es mi mejor cuento hasta ahora. Ni divertido, ni interesante, sólo una breve felicitación y "un poco largo". Intentaremos buscar un formato que pueda agradar más a la señora ¿un audio?

      un abrazo de Rosana y mío. Te queremos. Y no hagas caso al comentario es una broma, tus opiniones son muy importantes para mi.

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  3. HOLA CARLOS.:
    Ya he compartido el cuento en mi muro de facebook...explicando que es de un blog creado por nosotros, que también habla de LA LEYENDA DE LA TORRE BARÓ.
    ESPERO QUE ALGUIEN SE DIGNE COMENTARLO.
    Misión cumplida... ahora voy a compartirlo en B.M.
    Un fuerte abrazo
    Leonor

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    1. Ya me contarás, gracias por todo. Cuídate que pareces que vuelves a las andadas.

      Dos abrazos y un beso (un abrazo es mío) de Rosana y Carlos

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  4. Es un argumento completo de situaciones y tiempos. Claro que comprimido a estos límites de cuento resulta inevitablemente denso y poliédrico, pero tiene el número de personajes y de peripecias necesarios para desarrollar la idea que desea el autor. Por supuesto, es el esqueleto, el armazón, de un relato que tiene las dimensiones normales de una novela o una película de largometraje.

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  5. BIEEEEEENNNNNN!!!!!!
    Mi amiga Concha, de B.M. ha podido poner un comentario.
    Esperemos que ya puedan comentar.
    A ver, quien es el próximo... o próximos
    Leo...... la insistente

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  6. Se produce un cambio de actitud en todos los personajes. Creas un trama, un rey malo que quiere descendencia. El punto de giro es la entrada en escena de Otón. Ninguno de sus hijos pone de su parte. La idea está muy bien desarrollada, el inicio es correcto se dan explicaciones, creas personajes antagonistas unos de otros. Cada personaje tiene motivaciones distintas. El final es correcto, es fácil de entender,nos interesa el desenlace, Los diálogos están muy bien incluidos, tiene su moraleja, se puede llevar al teatro. Está trabajado y no es fácil crear cuentos. Hay una división de escenas, creas, siembras para luego recoger. Saludos,de Jose , nos vemos el lunes

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  7. Hola Don José, me ha gustado tu opinión. Lo he vuelto a releer y pienso que he sabido captar la trama principal de la película que está adaptada de una obra de teatro de Tenesse William. Las obras de este autor están situadas en los estados algodoneros sudistas; por lo tanto son situaciones rurales con caciques que tienen mucho frente a una mayoría que no tiene nada (sean blancos o negros). La película, creo que también la obra de teatro, tienen el mismo título. Me he centrado en los personajes centrales de la película, aunque en el fondo sólo hay tres. En la película personajes principales hay más, como es la amante del cacique, pero no tiene relevancia para la trama. Reitero gracias por el comentario. Un abrazo

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